Nazarenos 2017
21 preguntas sobre la Setmana Santa
1. ¿Qué es la Semana Santa?
Es la semana en la que recordamos y revivimos la Pasión y Muerte de Jesucristo en la Cruz para salvarnos del pecado. Tiene un final feliz: la alegría de la Resurrección. Acompañamos a Jesús hasta el Calvario, como lo hizo la Virgen María, para agradecerle todo lo que ha hecho por nosotros, conscientes de la Misericordia de Dios. Es un tiempo de santidad, de mucha gracia de Dios: una oportunidad para convertirnos y arrepentirnos de nuestros pecados y crecer en el amor a Dios y a los demás.
Es la semana en la que recordamos y revivimos la Pasión y Muerte de Jesucristo en la Cruz para salvarnos del pecado. Tiene un final feliz: la alegría de la Resurrección. Acompañamos a Jesús hasta el Calvario, como lo hizo la Virgen María, para agradecerle todo lo que ha hecho por nosotros, conscientes de la Misericordia de Dios. Es un tiempo de santidad, de mucha gracia de Dios: una oportunidad para convertirnos y arrepentirnos de nuestros pecados y crecer en el amor a Dios y a los demás.
2. ¿Qué relación hay entre la Pasión del Señor y nosotros?
Nuestros pecados –no los de los judíos ni los de los romanos- son la causa de la Pasión i de la muerte de Cristo. Si no hubiésemos pecado, Jesús no habría muerto en la Cruz para salvarnos. Jesucristo –el Hijo de Dios hecho Hombre- sufrió un suplicio terrible para redimirnos y abrirnos las puertas del Cielo. Es un misterio, pero el pecado es como volver a crucificar a Jesús, porque cada pecado aumentó más su sufrimiento. Si le amamos no querremos hacerle sufrir e intentaremos evitar el pecado.
Nuestros pecados –no los de los judíos ni los de los romanos- son la causa de la Pasión i de la muerte de Cristo. Si no hubiésemos pecado, Jesús no habría muerto en la Cruz para salvarnos. Jesucristo –el Hijo de Dios hecho Hombre- sufrió un suplicio terrible para redimirnos y abrirnos las puertas del Cielo. Es un misterio, pero el pecado es como volver a crucificar a Jesús, porque cada pecado aumentó más su sufrimiento. Si le amamos no querremos hacerle sufrir e intentaremos evitar el pecado.
3. ¿Cómo fue la Pasión y muerte del Hijo de Dios?
Fue durísima: traición de Judas (uno de sus discípulos), abandono del resto de los Apóstoles, juicio injusto (golpes, burlas, humillaciones, odio), hambre, sed, flagelación, coronación de espinas, crucifixión…, hasta morir por asfixia y desangrarse. 4. ¿Jesús podía haber evitado tanto sufrimiento?
Sí. El Señor sufrió su Pasión y muerte porque quiso, libremente, por amor, porque nos amaba. Podía haberlo evitado, escogiendo cualquier otra manera de salvarnos. Su amor es inmenso. |
5. ¿Por qué Dios escogió la Cruz para salvarnos?
Es un misterio. Pero, aunque no lo entendamos, es un hecho histórico: Jesucristo murió crucificado, para redimirnos, en tiempos de Poncio Pilato, en Jerusalén, en el año 33. Su Pasión es la prueba definitiva del amor de Dios por los hombres. No hay amor más grande que el de quien da la vida por sus amigos (no solo dinero, tiempo o cosas). No podemos dudar nunca de la Misericordia divina. Jesucristo en la Cruz es solidario con el enfermo, el pobre, el maltratado, con todo aquél que sufre injusticias. Cuando miramos el Santo Cristo nos sentimos amados por Dios. El sacrificio –sufrir por amor- es la prueba del amor verdadero. Amos es entrega. Y dar y darse cuesta. El amor y el sacrificio son dos caras de una misma moneda. Porque amamos, sufrimos con las penas de los demás. Quien no está dispuesto a sufrir no puede amar de verdad.
Es un misterio. Pero, aunque no lo entendamos, es un hecho histórico: Jesucristo murió crucificado, para redimirnos, en tiempos de Poncio Pilato, en Jerusalén, en el año 33. Su Pasión es la prueba definitiva del amor de Dios por los hombres. No hay amor más grande que el de quien da la vida por sus amigos (no solo dinero, tiempo o cosas). No podemos dudar nunca de la Misericordia divina. Jesucristo en la Cruz es solidario con el enfermo, el pobre, el maltratado, con todo aquél que sufre injusticias. Cuando miramos el Santo Cristo nos sentimos amados por Dios. El sacrificio –sufrir por amor- es la prueba del amor verdadero. Amos es entrega. Y dar y darse cuesta. El amor y el sacrificio son dos caras de una misma moneda. Porque amamos, sufrimos con las penas de los demás. Quien no está dispuesto a sufrir no puede amar de verdad.
6. ¿Qué nos enseña la Pasión del Señor?
Lo mucho que Dios nos ama: Dios Padre nos entrega a su Hijo, lo que más ama. Y lo grave, lo malo que es el pecado.
Lo mucho que Dios nos ama: Dios Padre nos entrega a su Hijo, lo que más ama. Y lo grave, lo malo que es el pecado.
7. ¿Realmente Dios nos ama tanto?
Sí. La Pasión de Jesús es la prueba definitiva del amor de Dios por cada persona. Dios no puede hacer más por nosotros: se ha hecho hombre y nos ha dado su vida. Pocos darían la vida por salvar un inocente. Y Jesús se ofreció por nosotros, pecadores. La Misericordia de Dios es infinita y nos salva.
Sí. La Pasión de Jesús es la prueba definitiva del amor de Dios por cada persona. Dios no puede hacer más por nosotros: se ha hecho hombre y nos ha dado su vida. Pocos darían la vida por salvar un inocente. Y Jesús se ofreció por nosotros, pecadores. La Misericordia de Dios es infinita y nos salva.
8. ¿El pecado es tan malo?
El pecado nos hace esclavos: hacemos lo que no querríamos (el mal) y no hacemos lo que queremos hacer (el bien). El mal debilita nuestra voluntad, ciega la inteligencia y nos impide amar. Nos sentimos humillados. El mal moral es más grave que el mal físico. Jesús primero perdona al paralítico sus pecados y solo luego le cura de su parálisis. Es más importante la felicidad eterna que la felicidad temporal, y la salud espiritual que la salud corporal. Las cosas son buenas o malas en la medida en que nos acercan o alejan de Dios, del Cielo y de los demás. Lo único que puede impedir que vayamos al Cielo –si no nos arrepentimos- es el pecado. Hay gente que lo tiene todo y que no es feliz. Porque el secreto de la felicidad es amar y saberse amado. Quien tiene una familia y amigos es feliz. El pecado nos impide amar, nos aísla, nos hace egoístas. El enemigo número uno de nuestra felicidad –terrena y eterna- es el pecado. Detrás de muchos problemas de relación personal –familiar, profesional y social- hay falta de humildad: orgullo, envidia, impaciencia, pereza, sensualidad, odio.
El pecado nos hace esclavos: hacemos lo que no querríamos (el mal) y no hacemos lo que queremos hacer (el bien). El mal debilita nuestra voluntad, ciega la inteligencia y nos impide amar. Nos sentimos humillados. El mal moral es más grave que el mal físico. Jesús primero perdona al paralítico sus pecados y solo luego le cura de su parálisis. Es más importante la felicidad eterna que la felicidad temporal, y la salud espiritual que la salud corporal. Las cosas son buenas o malas en la medida en que nos acercan o alejan de Dios, del Cielo y de los demás. Lo único que puede impedir que vayamos al Cielo –si no nos arrepentimos- es el pecado. Hay gente que lo tiene todo y que no es feliz. Porque el secreto de la felicidad es amar y saberse amado. Quien tiene una familia y amigos es feliz. El pecado nos impide amar, nos aísla, nos hace egoístas. El enemigo número uno de nuestra felicidad –terrena y eterna- es el pecado. Detrás de muchos problemas de relación personal –familiar, profesional y social- hay falta de humildad: orgullo, envidia, impaciencia, pereza, sensualidad, odio.
9. ¿Necesitábamos ser salvados?
Sí. Jesús predica la conversión y el arrepentimiento porque somos esclavos del pecado y necesitamos cambiar. Aunque sabemos que la felicidad viene del amor, con frecuencia caemos en la trampa del pecado. El hombre no puede salvarse a sí mismo. Sin la ayuda del amor misericordioso de Dios somos incapaces de perseverar en el bien y evitar el mal. Y solo Dios puede perdonar y lavar nuestras culpas. 10. ¿Somos pecadores?
La experiencia personal nos demuestra que somos débiles. Cuando nos arrepentimos de nuestros pecados reconocemos que hemos actuado mal. “Perdona nuestras culpas” (Padrenuestro); “ruega por nosotros pecadores” (Avemaría). Confiamos en la misericordia de Dios. Y renovamos el propósito de intentar ser buenos y hacer el bien a nuestro alrededor. “El que esté sin pecado que tire la primera piedra” (Juan 8, 1-11). Y todos se fueron. Si somos sinceros nos veremos cómo somos realmente: éxitos y fracasos, virtudes y defectos, aciertos y errores. Si reconocemos nuestra culpa, Dios nos perdona siempre, como un médico cura a un enfermo. |
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11. ¿La Cruz de Cristo puede salvarnos?
Solo Jesucristo puede salvarnos. Ningún líder o partido político puede salvarnos: ni el dinero, ni el poder o la fama. El perdón de Dios, su infinita Misericordia, nos salva, nos purifica. El amor de Dios es más poderoso que el pecado.
Solo Jesucristo puede salvarnos. Ningún líder o partido político puede salvarnos: ni el dinero, ni el poder o la fama. El perdón de Dios, su infinita Misericordia, nos salva, nos purifica. El amor de Dios es más poderoso que el pecado.
12. ¿Quiénes fueron los amigos de Jesús durante la Pasión?
Su Madre Santa María, las santas mujeres, San Juan, la Verónica, el Cirineo, el buen ladrón, el centurión…, y ahora también nosotros si vivimos bien la Semana Santa. Para Jesús fue un consuelo notar el afecto de estas personas…y ahora el nuestro.
Su Madre Santa María, las santas mujeres, San Juan, la Verónica, el Cirineo, el buen ladrón, el centurión…, y ahora también nosotros si vivimos bien la Semana Santa. Para Jesús fue un consuelo notar el afecto de estas personas…y ahora el nuestro.
13. ¿Por qué algunos no valoran el sacrificio de la Pasión del Señor?
A veces por ignorancia. Algunos no saben que Dios es Amor, que nos ama como a hijos suyos, que nos perdona siempre que nos arrepentimos, que nos quiere felices. Los que ven a Dios como un extraño o un enemigo no entienden sus gestos de amor. Además, el pecado ciega. El orgullo impide reconocer la verdad y abrirse al amor de Dios. La autosuficiencia nos aleja de Dios y de los demás, convirtiéndonos en solitarios y débiles.
A veces por ignorancia. Algunos no saben que Dios es Amor, que nos ama como a hijos suyos, que nos perdona siempre que nos arrepentimos, que nos quiere felices. Los que ven a Dios como un extraño o un enemigo no entienden sus gestos de amor. Además, el pecado ciega. El orgullo impide reconocer la verdad y abrirse al amor de Dios. La autosuficiencia nos aleja de Dios y de los demás, convirtiéndonos en solitarios y débiles.
14. ¿Cuesta aceptar la realidad de la Cruz?
Sí. También los Apóstoles se pusieron tristes cuando Jesús les anunció que moriría en la Cruz. Hasta Pedro intentó hacer cambiar de opinión al Señor, que tuvo que corregirle con dureza: apártate de mí, Satanás, porque no quieres que se cumpla la voluntad de mi Padre Dios. Rebelarse ante el dolor, la enfermedad o el sufrimiento es normal y muy humano. Pero en la Santa Cruz deberíamos ver una ocasión de reencontrarnos con Dios y con los hombres. El dolor es la piedra de toque del amor verdadero.
Sí. También los Apóstoles se pusieron tristes cuando Jesús les anunció que moriría en la Cruz. Hasta Pedro intentó hacer cambiar de opinión al Señor, que tuvo que corregirle con dureza: apártate de mí, Satanás, porque no quieres que se cumpla la voluntad de mi Padre Dios. Rebelarse ante el dolor, la enfermedad o el sufrimiento es normal y muy humano. Pero en la Santa Cruz deberíamos ver una ocasión de reencontrarnos con Dios y con los hombres. El dolor es la piedra de toque del amor verdadero.
15. ¿Por qué la Iglesia habla del pecado?
Para hablarnos del perdón. Como los médicos hablan de las enfermedades, para recordarnos que la medicina puede curarlas. La Iglesia habla de la Misericordia de Dios y de la necesidad del perdón y de la conversión.
Para hablarnos del perdón. Como los médicos hablan de las enfermedades, para recordarnos que la medicina puede curarlas. La Iglesia habla de la Misericordia de Dios y de la necesidad del perdón y de la conversión.
16. ¿Por qué representamos la Pasión del Señor?
Para ayudar a recordar todo lo que Jesús sufrió por nosotros. Las cosas nos entran por los sentidos. Un abrazo, un beso o un regalo manifiestan amor. Dar un beso a una imagen o a una estampa o una medalla de Jesús o de la Virgen María nos acercan al Señor y a María, como la foto de nuestros padres o familiares. Lo que habríamos hecho por Jesús hace veinte siglos lo podemos hacer ahora: acompañarle en silencio, rezar con Él, limpiarle el rostro como la Verónica, cargar el peso de la Cruz con Simón de Cirene, consolar a la Virgen María, etc. También hoy –como entonces- algunos serán solo espectadores o curiosos o se burlarán, pero nosotros queremos ser amigos y discípulos del Señor. 17. ¿Por qué salen las cofradías a la calle?
Porque cada cofradía es una catequesis. La Semana Santa es como una gran catequesis formada por cada una de las cofradías. Los pasos –con sus figuras: Jesucristo, la Virgen María, los apóstoles, los soldados, etc.-, los cofrades desfilando, las camareras de la Virgen, los penitentes, etc., ayudan a toda la ciudad a revivir con toda su fuerza, y a actualizar, la Pasión y Muerte del Señor. 18. ¿Cómo podemos vivir bien la Semana Santa?
Si el pecado es la causa de la Pasión, la mejor preparación es una buena confesión. La alegría más grande que podemos dar a Jesús y a su Madre es que vean que su sacrificio ha valido la pena. La alegría del perdón –notar la Misericordia de Dios- llena de paz nuestra alma. Acompañar al Señor como lo habríamos hecho hace veinte siglos es la mejor manera de vivir la Semana Santa. El silencio, la oración o el sacrificio son gestos que reflejan nuestra unión íntima con Jesús. Si queremos podemos ser otro Simón de Cirene, o la Verónica o cualquier otro personaje del Evangelio. |
19. Vía Crucis (se puede ganar la indulgencia plenaria).
Acompañamos a Jesús en el camino del Calvario, pidiéndole perdón por nuestros pecados que le han llevado a la Cruz, y dándoles gracias porque con su muerte y Resurrección nos ha ganado la salvación y la vida.
1. Jesús es sentenciado a muerte.
2. Jesús lleva la Cruz.
3. Jesús cae bajo el peso de la Cruz.
4. Jesús encuentra a su Madre Santísima.
5. El Cirineo ayuda a Jesús a llevar la Cruz.
6. La Verónica limpia la cara a Jesús.
7. Jesús cae por segunda vez al suelo.
8. Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén.
9. Jesús cae al suelo por tercera vez.
10. Desnudan a Jesús y le dan hiel y vinagre.
11. Jesús es clavado en la Cruz.
12. Jesús muere en la Cruz.
13. Jesús es descendido de la Cruz.
14. Jesús es puesto en el sepulcro.
Acompañamos a Jesús en el camino del Calvario, pidiéndole perdón por nuestros pecados que le han llevado a la Cruz, y dándoles gracias porque con su muerte y Resurrección nos ha ganado la salvación y la vida.
1. Jesús es sentenciado a muerte.
2. Jesús lleva la Cruz.
3. Jesús cae bajo el peso de la Cruz.
4. Jesús encuentra a su Madre Santísima.
5. El Cirineo ayuda a Jesús a llevar la Cruz.
6. La Verónica limpia la cara a Jesús.
7. Jesús cae por segunda vez al suelo.
8. Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén.
9. Jesús cae al suelo por tercera vez.
10. Desnudan a Jesús y le dan hiel y vinagre.
11. Jesús es clavado en la Cruz.
12. Jesús muere en la Cruz.
13. Jesús es descendido de la Cruz.
14. Jesús es puesto en el sepulcro.
20. Ayuno y abstinencia.
Jesús dice que podemos purificarnos de nuestros pecados haciendo penitencia: con la limosna, la oración y el ayuno (Mateo 6, 1-18). La Iglesia nos ayuda a concretar esta actitud con:
a) abstinencia (a partir de los 14 años, no tomar carne el miércoles de Ceniza y los viernes de Cuaresma);
b) ayuno (desde los 18 años hasta los 59).
Jesús dice que podemos purificarnos de nuestros pecados haciendo penitencia: con la limosna, la oración y el ayuno (Mateo 6, 1-18). La Iglesia nos ayuda a concretar esta actitud con:
a) abstinencia (a partir de los 14 años, no tomar carne el miércoles de Ceniza y los viernes de Cuaresma);
b) ayuno (desde los 18 años hasta los 59).
21. Días de precepto.
El domingo (de Ramos o Santo) es el único día de precepto de la Semana Santa. Está muy recomendado asistir a los Oficios –Jueves Santo y Viernes Santo- pero no es obligatorio. Es cuestión de amor.
El domingo (de Ramos o Santo) es el único día de precepto de la Semana Santa. Está muy recomendado asistir a los Oficios –Jueves Santo y Viernes Santo- pero no es obligatorio. Es cuestión de amor.
© Mn Josep Ribot Margarit